“PARECIERA QUE LAS MUERTES EN TRÁNSITO SON INVISIBLES”

En una entrevista, Noemí de Cardozo, contó el camino recorrido durante los últimos 10 años, luego de perder a su hijo, víctima de un corredor de picadas, y apuntó que deben modificarse las leyes, porque en enero el culpable del siniestro, adquirió la libertad condicional y tramitó su licencia de conducir sin sortear ningún obstáculo. "Las picadas se visibilizaron de forma negativa, pero aún queda mucho por lograr, el cambio es cultural", afirmó.


El lunes 16 de junio de 2008 Matías “Pato” Cardozo salió a comprar una tarjeta para comunicarse por teléfono con su novia y nunca volvió. Tras haber logrado una condena ejemplar de 8 años y 4 meses de prisión para Víctor Hugo Altamirano, que lo atropelló a alta velocidad, su madre formó la Asociación Civil “Malditas Picadas” y hoy trabaja para transformar el dolor en acciones preventivas.
Casi sobre la media noche “Pato” cruzaba con semáforo en verde la Av. Pte. Perón esquina Alvear, en San Martín, donde un auto esperaba que la luz cambiara para darle paso al tránsito vehicular, “de la nada, pero haciendo un ruido estruendoso, venían corriendo una picada callejera dos autos por la avenida, con una evidente actitud homicida, sin que nada les importe, cruzan el semáforo en rojo, uno de ellos sobrepasa al auto que respetada el semáforo por la derecha del mismo y el Fiat bravo azul patente DKD 963 esquiva al mismo de contramano atropellando a Matías”, reconstruye Noemí de Cardozo, según lo que los testigos y vecinos pudieron contarle.
Altamirano estuvo preso en la cárcel de Olmos, pero al cumplir la cuarta parte de su condena y de acuerdo a lo que establece la ley, se le otorgó la prisión preventiva a principio de este año. “Vamos a presentar un escrito sugiriendo que es una persona que nunca estuvo apta para conducir, entonces ¿cómo luego de lo que sucedió va a volver a hacerlo”, dice Noemí porque sabe que nada va a resarcir su pérdida, pero no quiere que nadie vuelva a pasar por su dolor. “Se debe re insertar”, entiende la mamá de Matías, pero afirma que va a trabajar para tener nuevas leyes “porque la persona que tiene un muerto en su haber no debe volver a conducir; hoy legalmente no hay nada que lo impida”.
¿Cuál fu el camino recorrido en materia legal?
Llegamos a juicio después de 4 años, el caso se caratuló como homicidio simple con dolo eventual, la persona fue condenada a 8 años y 4 meses de prisión y fue ratificada dos veces por Casación en La Plata y Buenos Aires, lo que significa que la sentencia quedó firme. A los 5 años y medio cumplió las tres cuartas partes de condena entonces por la ley él puede salir. En enero, obtuvo su libertad condicional y junto a ello tramitó su licencia para conducir; es algo que no nos parece bien.
¿No se pidió la inhabilitación para conducir?
Cómo estaba en prisión no pedimos la inhabilitación, pero no pensamos que iba a salir antes de tiempo y que de inmediato iba a tramitar su licencia. Nos parece tremendo porque era una persona habitué de las picadas, corría hasta con los camiones.
¿Alguna vez pidió disculpas o mostró arrepentimiento?
No, nunca hubo comunicación, ni durante el juicio ni después. Pero es un punto aparte de su vida, y trato de que no esté en nuestras mentes para que no nos haga más mal.
¿En qué se transformó esta lucha?
Todo comenzó como un pedido de justicia por Matías, y en ese camino nos fuimos encontrando con otras familias que habían padecido muertos en siniestros viales, no precisamente por picadas, y comenzamos a trabajar en conjunto. Entendimos que para cambiar la historia teníamos que concientizar, hacernos visibles, porque pareciera que la muerte en tránsito es invisible.
Oficialmente nos dicen que hay 5.500 muertes por año en siniestros de tránsito, pero la realidad es que nos faltan muchos datos, son números parciales de 15 provincias. Faltan todavía provincias enormes como la de Buenos Aires, entre otras, y tampoco tenemos la información de la gente que ingresa a un nosocomio en estado grave luego de un siniestro y termina falleciendo. Y si son 5.500 ¡es una barbaridad!
¿Formaron la Asociación Malditas Picadas?
Nuestro trabajo tiene que ver con crear conciencia. Comenzamos muy de a poco, una vez que pasamos el juicio, a acompañar a otros familiares en las causas, siempre como una ONG, con apoyo, a partir de lo que sabíamos. A mediados de 2012 comenzamos a trabajar con el Municipio de San Martín y Derechos Humanos.
¿Qué tareas realizan?
Estamos trabajando en las escuelas en todos los noveles, primario, secundario y preescolar con un equipo que facilitó el Municipio. Hace muy poquito inauguramos un circuito para los más chiquititos donde se simula una ciudad y también enseñamos seguridad vial. Hacemos que ellos se muevan en patineta o triciclo en la ciudad mientras otros juegan a ser peatones y aprenden a moverse en la ciudad. Trabajamos mucho en la concientización en la vía púbica. Hace poco hicimos un simulacro con bomberos y cruz roja, defensa civil, protagonizado por actores, para hacerlo más real y que la gente entienda primero cómo se despliega ante un siniestro todas las fuerzas y qué le pasa al que no lleva casco o cinturón de seguridad.
Nos interesa que la gente entienda que hay un montón de herramientas que son preventivas y nos pueden dar una mano en el momento del siniestro. Y seguramente también ayuda a que se identifiquen con el siniestro exacto, porque le puede pasar a cualquiera y existe la creencia de que todo le pasa al otro. Estamos acompañando también charlas a los que sacan la licencia por primera vez. y hemos logrado que esas charlas sean de utilidad y concientización, que no se aborde solo el papeleo, sino que se sensibilice porque creemos que el que saca por primera vez su licencia todavía tiene temores de principiante y dentro de lo posible debe aprender a circular bien. Tal vez así podemos empezar a cambiar cabezas.
Es necesario actualizar las normativas ¿No?
SI, acompañamos con el armado de ordenanzas y sin ir más lejos esta semana estuvimos trabajando con Alcohol Cero, pero es muy difícil sacarlo a nivel local porque tenemos a nivel provincial y nacional la tolerancia de 0.5 pero estamos buscando la vuelta a ver qué se puede hacer porque el alcohol al volante es gravísimo.
¿Crees que se puede llegar a nacionalizar a tolerancia cero?
No, lo veo sumamente difícil porque hablamos con el ministro (de Transporte) Guillermo Dietrich y no está de acuerdo, entonces si el jefe mayor no acompaña, estamos complicados. Pero las organizaciones estamos acostumbradas a los no, sabemos que hay que esperar el momento y ahí se darán las cosas.
¿Trabajan con la ANSV?
Si formó parte del Comité Consultivo de la Agencia, que en realidad fue creada por los familiares, pero después es difícil en un lugar que pertenece al Estado juntar gente y llegar porque enfrentamos ciertas burocracias. Intentamos que se sumen más voces y venimos trabajando muy bien. Como asociación tratamos de ser los más conciliadores posibles porque creemos que así se pueden sumar voces y ocupar ese lugar que nos corresponde que se generó a partir de la cantidad de muertes viales.
¿Cambió algo en estos años?
En muertes viales mucho no cambió, todavía queda mucho por hacer.
¿Y las picadas? Al menos se percibe la condena social
A diferencia de cuando arrancamos, hace 10 años que ni siquiera se las cuestionaba, las picadas actualmente se visibilizaron como algo malo, pero falta control. Hay condena social y legalmente está el artículo 193 bis que dice que están penalmente castigadas, pero la realidad es que es muy difícil aplicarlo, porque las personas que les gusta correr, se escapan de un lugar a otro.
¿Pensaste alguna vez que la vida podría haberte colocado del otro lado?
Siempre lo hablamos con mis otros dos hijos, que son mayores a Matías. Mi hijo que maneja, me decía "qué loco que de un momento a otro te podés convertir en asesino" y la verdad es que mi pensamiento es que son las consecuencias de tus actos. Entonces, si haces la sumatoria de cosas para que esto ocurra por más que sea difícil lo tenés que pagar y hacerte responsable. No queremos que todo el mundo quede preso, pero que paguen las consecuencias de sus actos. Desde ese lugar se entiende que tengo que cuidarme y cuidar al otro. Por eso siempre acompañamos al familiar más allá de que sea dudoso el hecho porque muchas veces las circunstancias no son las mismas y la víctima tiene la culpa no el victimario; por eso me paro al lado del familiar para acompañar, para juzgar está la justicia.


Redacción: Ana Belén Ehuletche
Para ADISIV

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